Era una mujer muy parecida a ella. Cuando le grite Rebeca, la señorita se asusto y se aparto de mí, yo pensé que el destino seria bueno conmigo. Quizás no estaríamos destinados a estar juntos. En ese momento solo la quería ver, me sentía demasiado triste, me sentía solo, no era nada sin ella. Lo único que pensaba era en sus largos cabellos que con el sol se volvían dorados. Entonces decidí volver al teatro y comprar la mejor entrada, así estar adelante y que ella me notara. Lo único que quería es tener un espacio en su corazón, sentir que era amado por ella. Ingrese al teatro, todo estaba lleno, al parecer era la ultima función de la noche. Era mi única oportunidad y no la desaprovecharía. Empezó la función, ella salió en cada escena. Fue la mejor obra de teatro al cual acudí en mi vida. Si moría en ese instante no me arrepentiría de nada. Termino la obra, mi corazón se minimizo. Me desespere, lo único que quería es que se prendieran las luces y ella saliera. Lo único que pude hacer es escabullirme entre los vestidores. Mire entre los camerinos y encontré su nombre; en ese momento pensé que soy el hombre con mas suerte en el mundo. Cuando iba a tocar la muerta, sentí un peso muy fuerte en mi cabeza, de ahí no me acuerdo de nada.
Esa es la historia de mi vida. Ahora estoy paralizado en una camilla de hospital. Siempre me viene a visitar una señorita muy bella, y me cambia las flores y me mima. No la reconozco, no sé si es de mi familia o una amiga. Pero como quisiera, que fuera aquella Rebeca del cual me enamore profundamente.
Todas las escribo lo mismo que escribí aquella noche que la conocí por primera ves: Era de noche y lo inesperado estaba ocurriendo, después de tanto tiempo por fin pude acercarme a ella, sentir su corazón, pues ahora me pertenecía.
No sé como me acuerdo de aquella frase, pero siento que ella esta a mi lado, aunque yo no la pueda tocar, ni estar a su lado.
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